[su_box title=”Quién inventó la moda” box_color=”#f97cb7″ title_color=”#ffffff”]Ojalá fuera tan fácil decir que la moda es un invento de algún modisto italiano, pero no lo es. Hace miles de años, la gente se vestía con ropa hecha de lino o de pieles de animales, y era la gente con más dinero la que decidía combinar unas prendas con otras y formar modas. De esta manera los ricos tenían sus propias modas pero al mismo tiempo los pobres tenían las suyas. Hoy en día la moda se ha extendido, pero podemos decir que la moda no es un invento.[/su_box]
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Quién inventó la moda
El primer diseñador de moda, que no era simplemente un modisto, fue Charles Frederick Worth (1826-1895). Antes de que estableciera su maison couture (casa de moda) en París, el diseño y la creación de ropa era manejado por un gran número de modistos anónimos, y la alta costura se basaba en estilos utilizados en las cortes reales.
El éxito de Worth fue tal que pudo ordenar a sus clientes lo que debían vestir, en lugar de seguir su dirección como solían hacer los modistos. El término modisto fue, de hecho, acuñado para referirse a él. Fue durante este período que muchas casas de moda comenzaron a contratar artistas para dibujar o pintar diseños de ropa. Las imágenes en sí podían ser presentadas a los clientes de forma mucho más económica que produciendo una prenda de muestra en el taller. Si al cliente le gustaba la prenda, la pedía y la pagaba. Por lo tanto, la tradición de dibujar prendas comenzó como un método de las casas de moda para economizar.
¿Cuándo nace la moda?
Durante el siglo XX el mundo cambió completamente. Y la moda no fue una excepción y evolucionó a la misma velocidad que la sociedad, e incluso en algunos aspectos fue capaz de anticiparse a esos cambios. Está claro que la moda no comenzó en 1900, pero una revisión de las 10 décadas del siglo XX puede dar una visión bastante aproximada de las tendencias que tarde o temprano llegarán o las que acabamos de abandonar.
En 1900, en la Exposición Universal de París, se creó el llamado Pavillon de l’Elégance, donde Jeanne Paquin, la creadora de los famosos vestidos y abrigos kimono Empire y cuya carrera se vio ensombrecida por el hecho de ser mujer, presentó sus prendas a los más importantes modistos de la época, entre ellos Doucet, cuyos vestidos no son recordados hoy en día pero cuyo nombre nunca será olvidado porque fue el descubridor de los diseñadores que cambiaron la moda de estos años: Paul Poiret y Madeleine Vionnet, y Worth, un inglés que revolucionó el mundo de la moda firmando sus vestidos como lo hicieron los pintores, y para quien se creó el término “Haute Couture” para designar el lujo y el detalle de sus modelos.
Son los años de la Belle Epoque, de la silueta en S que se consiguió con corsés rígidos que estrechaban la cintura a la vez que resaltaban los pechos y las caderas, y que destacaban especialmente con faldas que se ensanchaban hasta el suelo creando una silueta de sirena.
Pero la verdadera revolución de esta década es el abandono del corsé, que liberaría a la mujer cambiando completamente su relación con su propio cuerpo y con la moda.
Paul Poiret
El hombre que liberó a la mujer del corsé aprendió el oficio de los dos grandes de la época, Doucet (dicen que fue despedido de esta casa por un comentario ofensivo a Sarah Bernhardt) y Worth, pero también fue un visionario al darse cuenta de que una “it girl” es la mejor publicidad que puede tener un diseñador, y la actriz Réjane, ahora olvidada, fue su mejor baza junto con el vestido de “La Vague”, ajustado al pecho y hasta los pies, que favorecía al tipo de mujer que le gustaba: delgada como su esposa Denise.
También fue el impulsor de las medias transparentes que creaban la ilusión de piernas desnudas, algo revolucionario para la moral de la época.
Pero su declive comenzó cuando tuvo que luchar en la Primera Guerra Mundial y cuando regresó del frente no supo adaptarse a lo que querían las mujeres del momento, lo que le llevó a la ruina en pocos años.
Mariano Fortuny
Muchos en ese momento no lo consideraban un verdadero diseñador. Ni siquiera él se consideraba a sí mismo como tal. Hoy en día, cuando cualquier cantante con dos canciones en el top 10 o una actriz con los aires de Coco Chanel se llama diseñador, es justo considerarlo uno de los grandes.
El granadino Fortuny es el inventor del vestido que marcó la década: el Delfos. Creado en 1907 y patentado en 1909, se inspira en los jirones griegos, y de extrema sencillez, la tela plisada cae de los hombros a los pies sin costuras ni rellenos de ningún tipo. Y por supuesto sin corsé.
Su otra prenda mítica es el chal Knossos, un trozo de seda plisada con un método secreto que no ha podido ser descifrado hasta hoy.
Jeanne Lanvin
La historia de Jeanne Lanvin es típica de la época: primero una recadera, luego una costurera, después una modista y a los 18 años monta su propia sombrerería. Sí, a los 18 años. Porque ella empieza a los 13. Pero no fue hasta que tuvo a su hija Margarite que su carrera dio un giro cuando empezó a diseñar para las niñas en 1903 y cambió la paleta de colores habitual por otra mucho más alegre, entre la que destacaba el azul de Lanvin. El éxito es abrumador y le lleva a crear una línea para mujeres en 1909 y algo completamente revolucionario para la época: una línea joven, pero siempre manteniendo un estilo muy femenino.
Su prenda estrella serían los llamados “Robes de Style”, vestidos hasta el tobillo en telas fluidas que se ajustaban a la parte superior del cuerpo, una prenda que sigue siendo la marca de la casa. Después de pasar por muchas vicisitudes, Lanvin es la única marca de las nombradas en el puesto que sobrevive. Porque 100 años es mucho tiempo.